seguridad.

Cuando presenté mi obra básica. Seguridad bancaria, a los expertos en seguridad e investigaciones especiales de los bancos centrales y comerciales de Latinoamérica, y a los estudiosos de la ciencia de seguridad en general, tenía claro que dicbo estudio era un instrumento de transición y que deberíamos estar preparados para el cambio.

Hoy, en la segunda década del siglo XXI, sigo pensando que no podemos divorciarnos del pasado, puesto que el dinero físico está lejos de desaparecer, pero bay operaciones desmaterializadas; los servicios ban-carios se prestan en los puntos de venta; los edificios tradicionales con barrotes, bóvedas y blindajes existen, pero los ciudadanos del siglo XXI prefieren bacer sus transacciones desde la comodidad de su bogar, del avión, del vehículo o de cualquier parte del mundo donde se encuentren. Estamos ante un viaje sin retorno, sin embargo, el cambio consiste en entender cómo administrar el riesgo, que, al final de cuentas, es y seguirá siendo la tarea del director de seguridad. La forma de hacerlo ha cambiado, como la tecnología y el mercado bancario; todos los días
desaparecen los formularios a mano, la automatización es lo cotidiano.

Esta obra se encuentra estructurada en cuatro partes y cada una de ellas en diversos capítulos.